para ti, para que llegues al cielo

No es la carne y la sangre, sino el corazón, lo que nos hace padres e hijos. – Friedrich von Schiller

El amor es el río de la vida discurriendo por el mundo. – Henry Ward Beecher

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Sonido de motores, cúmulos, la guitarra se desgañita, la vida cruzando a través nuestra, Prudencito y Mariiita escribiendo sus versos en el agua, en el salitre de sus manos.

María y Pruden adormecidos en este jardín que es el humedal de las Tablas cuando las hadas y los hechizos son posibles. Sus voces en sueños, una plegaria, un silencio que vuelve a mirarlos con sus ojos de amor, donde una vez más se ven reflejados con sus batallas, con sus derrotas. Especialmente la última que les aparta del deseo de tener un niño.

Prudencito, con sus plegarias inscritas en cada pincelada que Tus manos, Papá bueno, han repartido en esta tierra, entre los tejados de esta tu localidad; sacude su locura niña a saltos por el agua. Al detenerse, inscribe en el cielo sus huellas de niño:

-Querido niño…

-o niña -añade asertiva Mariiita- o niña, no lo olvides Prudencito, eso niña…

-A lo mejor esta carta no te llega nunca, pero te la queremos escribir… -¡Ay Prudencito, qué melodramático! – quitando a Prudencito su tiza de color verde, y cambiándola por una de color azul- Claro que le llegará. A ver:

-Queremos decirte cómo serían tus padres, Pruden y María. Llegarías como un regalo que noche sí y noche también María rezaría y tantalearía en su regazo, para alcanzar, sin tocarte aún tus manos, para alcanzarte, sin tocarte aún tus ojos, tu rostro… TE pronunciaría tantas veces con sus silencios, con sus lágrimas, con su almita niña…

-Mariiita, que ahora me toca a mí -dice Prudencito, cogiendo una nube algodonosa, muy algodonosa del cielo, y con un spray de rosa púrpura, pinta unas mejillas sonrosadas, siiiiiii y unos ojos abiertos, muuuuuy abiertos.

-Y Pruden te cantaría, aún sin haber nacido, te susurraría nanas, como a Milita, son muy feas, y desafinadas es cierto pero su corazón, si lo escuchas, no desafina, que te harían alcanzar la luna o tocar con tus deítos niños las estrellas, esoeso

Mariiita, que ha asistido a la pintura de un rostro niño, con sus mejillas encendidas, coge el spray, y comienza a pintar una habitación, con sus colores, con su cuna, con sus atrapasueños…

-Los dos, contigo aún en el regazo de María, pintarían tu habitación, de rosa, aunque fueras niño, porque les encanta el rosa, pintarían tu cuna y pondrían unas estrellas y una luna para que tus ojos aprendieran que no hay ningún límite, que tu alma ya posee sueños de luna y de estrellas, con el edredón de la noche.

-Ah -Prudencito coge el spray- y constantemente te pondrían música de las que les gusta, con la que se conocieron, Christina Perry, Kinna Grannis, Alex G, Lindsey Starling, uffff. Chiquilla..

-o chiquillo, Prudencito, o chiquillo.

-Te pondrían pua de música vete preparando, sisiisi. -Prudencito ya sueña de su hermanito o hermana de la  mano, encendiendo de caracoles la noche y sus vestigios de miedo- Un día vendrías a la vida, y no sé quién apretaría más si Pruden o María, porque Pruden rezaría a todos sus seres queridos y santos para que te acunaran y te protegieran, claro que te protegerían, musitaría tu nombre, con tus ojillos, con tus manillas, con tus piececillos en voz baja, con lágrimas, muchas, muchas lágrimas y te besaría en silencio, a gritos, en sollozos

Uffff… esoeso, Prudencito, y cuando tuvieran que darle de comer o de beber, si fuera necesario Pruden se sacaría la leche del pecho…

-Halaaaaaa, Mariiita, que los hombres no hacen eso…

-Yaaaaa… Prudencito, pero lo haría vaya si lo haría. Y Pruden lo cogería en brazos, pensando que su vida, junto con la de su niño o niña, se iba a perder si le pasara algo y lo iba a defender lo iba a proteger con sus besos, con sus manos, con sus palabras, con sus silencios… e iba a encender en mamá maría una luna, como la de la habitación…

-Halaaaa… esoeso… y unas estrellas en el regazo de mamá para que su niña o niño, eso o niño, no se perdiera…

A ver, Mariiita que nos estamos yendo… -Prudencito retoma la tiza de colores para seguir escribiendo- Vamos a lo más importante:

-Tenemos que contarte cómo son tus papás, querido niño, o niña, que sí, Mariiita, que niña… -La tarde encierra con sus tules las espigueras y las encinas que besa con sus suspiros el sol.

-Pruden -continúa Prudencito cuya imagen cada vez se va difuminando más por la llegada del crepúsculo- a pesar de su pretendida seguridad o confianza es muuuuy nervioso, sisiisisisi, e inseguro, eso también, eso también. Pero cuando nacieras su nerviosismo, que alcanzaría de aquí hasta el cielo, se llenaría de un corazón mucho másssss grande que construiría un escudo de confianza, de besos, de amor, de sueños que te defendería hasta que tuvieras que marcharte…. Esoeso…

-Mamá -añade Mariiita- con sus dolores a cuesta, a veces refugiada en su burbuja, es la mejor madre del mundo. Te nombraría cada elemento de la realidad, para que esos nombres no se te olvidaran nunca y te trajeran, estuviera o no, a ella con su magia, con su dulzura, esoeso… -Mariiita retoma de nuevo el spray ahora que la noche pinta sus primeras esquirlas en la tarde con sus estrellas…

-Lo que no te hemos dicho, mi pequeña, o pequeño, -añade Prudencito-, es que los dos con sus inseguridades, con sus debilidades, cuando se dan la mano, son un jardín mágico, un lugar lleno de sueños, de hadas, un paraíso donde todo tiene cabida, el amor, los milagros, los niños, los juego. Sus corazones son taaaaan grandes por cuya escalera alcanzarás el cielo.

-Esoeso… -añade pizpireta Mariiita- Y jugarás con Cásper, el pobrecito que se fue, y con Milita, que es una madraza gata, y que cuidará de ti, y con lobita, que a pesar de ser un poco miedosa, ay este Pruden, es muuuy tierna, y con Lupita, que es un ángel guardián que cuida de estos dos mendrugos, y con Kelly, que a pesar de ser la más viejita perra, es su última adquisición…

Esoeso… Y te subirás a la nube con ellos, y conocerás a la cigüeña Sofía y a sus hijas…

-Halaaaaaa

-Prudencito, se nos olvida algo… -La noche ya tañe con su edredón de perlas de sueño la estampa del humedal donde se encuentran nuestros protagonistas.

-¿Qué, Mariiita…?

-Algo fundamental… tú yo, tontooooo…

-Halaaaaa…. Es verdad.

-Y jugarás con nosotros, y serás nuestra hermanita.

-O hermanito, Prudencito, o hermanito…

Mientras Prudencito comienza a firmar la carta, las primeras lágrimas acuden a su cara.

-Y mariiita, ¿y si no viene?, ¿y si no son padres nunca Pruden y María…?

-Prudencito… -los ojos de Mariiita ahora reflejan las estrellas de esta mágica noche… también sus lágrimas…- También tienen a Miri, que la han recuperado y a Isma.

-¿Y si no tienen un hijo propio, Mariiita?

Así se los encuentran nuestros adultos Pruden y María, como siempre adormecidos y llenos de luz, los arropan con su edredón de estrellas y de luz. Por la noche con sus pequeñas plegarias de luz, con sus heridas de soledad, el Papá bueno besa con sus labios de sal y de azúcar a nuestros adultos y pequeños.

Mientras las hadas y las luciérnagas de luz, habiéndose vuelto a su localidad y hogar, pululan por el humedal manchego, las estrellas y la luna ya se encuentran en sus ojos y en sus labios. Las estrellas y la luna hace tiempo que juegan con sus voces y con sus pequeños pero grandes latidos. Las estrellas y la luna sonríen trémulos en sus ojos, mientras las palabras de Pruden vuelven a estremecer la noche. Gracias Mariiita por un día más de tu amor.

 

anota estos acordes con tus pétalos de amor, sisisi