no me contaron…

el tren araña con su traqueteo el horizonte donde las nubes de nuestra cabeza trazan su lento recorrido… La noche se nos echa encima casi inmediatamente. Tu voz, ese pequeño espacio, inmediatamente me alcanza nos alcanza quizás en unos versos, quizás en las heridas que la piel muestra con los años

nos han contado, no hago nada más que darle vueltas en el ramillete de estas palabras araña, que la ayuda está afuera, que lo bueno está en los ojos del otro, que hemos de ser solidarios. el otoño ensaya su plegarias en las ramas descarnadas de los árboles y de mis ojos castaños.

nos han contado, que necesitamos esta urgencia de consumir, que necesitamos esta prisa por vivir, que necesitamos tu respiración en silencio mientras la vida hiere con su memoria a nuestros seres amados

no, no has contado que y esto lo sé en el silencio de las cosas, apenas iluminado por dos o tres farolas, que esas sombras que hay en cada herida, física o no, no eran monstruos sino mi alma pidiendo un poco de respiro, pidiendo un poco de atención…

no, no nos han contado y esto lo sé en el silencio de la sonrisa iluminada en el rostro de mi padre que con el pijama de la vejez me dice gracias al verle, y esto lo sé en ese altavoz con que un adolescente, a quien le han enseñado a no confiar en sí mismo, escucha o siente una voz de ánimo, y esto lo sé en el estremecimiento de mi mariiita cuando entre las voces escojo el abrazo íntimo…

no, realmente no, no me contaron cómo esos monstruos no eran sino niños que se han hecho piel en mi carne, en mi alma, a quienes no había perdonado, a quienes no había entregado mis manos, mis besos, mis pies, mis huellas…

no, no me contaron, mientras ausculto vuestra presencia en mi silencio, cómo hoy respiráis conmigo

anota estos acordes con tus pétalos de amor, sisisi